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Un enfoque múltiple de la salud materna ya está obteniendo resultados en la República Democrática Popular Lao
- 18 Enero 2013
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HOSPITAL DE SEPÓN, República Democrática Popular Lao — Xanya, de 25 años, había viajado acurrucada sobre su marido en su vehículo familiar, un tak-tak (carro abierto anexionado a un motor mediante un conjunto de largas manceras), a lo largo de los 12 kilómetros de camino empedrado que separan su casa del hospital de distrito. Él la sostenía con la esperanza de que su cuerpo pudiera amortiguar el continuo traqueteo. Xanya llevaba de parto más de diez horas.
Su marido, Than, permanecía ahora en la sala de partos, de pie, descalzo, notablemente robusto, aunque impotente al ver que su segundo hijo se negaba a salir.
Una partera que lo observaba le susurró que parecía probable que acabara en una cesárea. Al menos, el hospital de Sepón estaba preparado para este tipo de operación vital. Unos años antes esto no habría sido posible ni en Sepón ni en muchos de los hospitales de distrito de la República Democrática Popular Lao.
Una mujer embarazada busca la asistencia de su marido y de otros familiares durante el parto en el hospital de distrito de Sepón.
Xanya se removió en su ropa de campo mientras las moscas merodeaban y por la ventana abierta entraba el sonido de golpes de martillo y se percibía la imagen de vacas deambulantes. La enfermera puso una inyección a Xanya con la esperanza de acelerar el parto. Pasadas otras dos horas, el oficial médico a cargo —que había recibido capacitación en obstetricia durante seis meses— volvió a comprobar el estado de la paciente. En ese momento se rompió el saco amniótico.
Entrelazaronsus dedos. Than le soplaba en la frente de vez en cuando. La joven pareja reflejaba los crecientes, aunque complicados, progresos que la República Democrática Popular Lao ha logrado para conseguir traer niños al mundo en un entorno seguro y reducir la que era una de las tasas de mortalidad materna más elevadas del continente asiático. El hecho de que la pareja no dudase en hacer el trayecto hasta el hospital de distrito en la provincia sureña de Savannakhet, a tan solo 45 kilómetros de la frontera con Viet Nam, ya suponía un gran cambio. Sus respectivas madres, las dos de etnia mongkong —uno de los 49 grupos étnicos que existen en el país— habían dado a luz a sus hijos en sus propias casas, como muchas otras mujeres laosianas.
En 2011, solo el 58% de los nacimientos que tuvieron lugar en el país se beneficiaron de una asistencia cualificada durante el parto. Hay algunos factores que pueden explicar este hecho, entre ellos, la falta de concienciación sobre la importancia de contar con la asistencia de un profesional sanitario especializado durante el parto; la desconfianza en la competencia del personal o de los establecimientos médicos, cuando existen; la preferencia por curanderos o la incapacidad para pagar o llegar a estos servicios. Sin embargo, desde 2005 —año en que solo el 18% de los nacimientos fueron asistidos por personal cualificado— esta tendencia ha cambiado considerablemente. Según los datos más recientes del Gobierno, en la actualidad, en torno al 38% de los nacimientos tienen lugar en establecimientos sanitarios.
Parteras de la comunidad visitan a pacientes
"No puedo ni imaginármelo", confiesa el marido de Xanya, Than, de 24 años, abriendo sus ojos temerosos de par en par cuando se le pregunta sobre la posibilidad de que su mujer diera a luz en casa. "Podría ser peligroso para ella, como ahora", añade. El personal médico está empezando a sospechar que el bebé tenga el cordón umbilical alrededor del cuello.
Las tradiciones étnicas y la elevada tasa de fecundidad han convertido al país en un lugar arriesgado para dar a luz. Aunque la tasa media de fecundidad ha descendido considerablemente desde 2005 (de 4,6 a 2,5), muchas mujeres de las zonas rurales siguen teniendo un gran número de embarazos. "Tienen hijos a una edad muy temprana y con muy poco espaciamiento entre ellos, lo que hace que sus sistemas se debiliten con el paso del tiempo", explica Della Sherratt, Coordinadora Internacional en materia de asistencia cualificada en los partos para el UNFPA en Vientián. "Muchas mujeres —añade— solían parir solas en cabañas situadas en el bosque con el fin de evitar un mal espíritu asociado con la sangre que podría ocasionar problemas durante el parto".
El culto a los antepasados y la importancia de la familia son valores subyacentes en la cultura laosiana. "Para ser una laosiana ejemplar, habría que tener una familia buena y al menos cuatro hijos", explica Sherratt. Sin embargo, la práctica comienza un poco antes. "Las niñas tienen muy pocas opciones —especialmente en las zonas rurales, donde sigue viviendo la mayoría de la población— aparte de casarse y tener hijos", explica.
La Escuela Provincial de Salud de Savannakhet ofrece capacitación a las parteras con apoyo del UNFPA.
Según los resultados de la Encuesta de Indicadores Sociales de 2012, más del 22% de las mujeres se casan a los 19 años y poco después se quedan embarazadas. El uso de métodos anticonceptivos es bajo (50%), bien por falta de concienciación, bien por un acceso limitado. Esta encuesta también reveló que menos de la mitad de los jóvenes tenía acceso a algún tipo de educación en materia de salud sexual y reproductiva.
Otras amenazas para la vida de la mujer siguen enterradas, a pesar de ser potencialmente letales. La ingente cantidad de municiones sin detonar procedentes de la Guerra de Viet Nam, en los años setenta, ha planteado mayores dificultades al Gobierno a la hora de abordar la salud de la mujer, ya que obstaculizan el desarrollo de infraestructuras, como carreteras e instalaciones médicas.
Por otra parte, los recursos humanos también necesitan refuerzos. Una evaluación del personal sanitario llevada a cabo en 2008 reveló menos del 20% del personal estaba capacitado para poner en práctica cuatro técnicas básicas para salvar la vida de las mujeres o los neonatos.
El Gobierno entró en acción tras conocer los resultados de la encuesta de 2005, que estimaba una elevada tasa de mortalidad materna: 405 muertes por cada 100 000 nacimientos. Si bien este indicador representaba una mejora respecto a la cifra anterior de 650 muertes, también mostraba que la República Democrática Popular Lao estaba lejos de conseguir el Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) relativo a la salud materna, objetivo que es considerado por muchos como el más importante de todos los ODM por su repercusión sobre los demás. "Recuerdo que el Ministro de Salud estaba muy preocupado al respecto, y decía insistentemente: '¡Tenemos que hacer algo ahora!'", rememora Sherratt.
El Gobierno congregó a organismos de desarrollo y agentes de financiación externa con el fin de obtener ayuda para ampliar el cuadro de especialistas en atención de la salud con mejor cualificación; el acceso a medicamentos y el desarrollo de establecimientos, reglamentos y protocolos adecuados. Se desalentó la práctica de dar a luz en el bosque.
El UNFPA respondió ofreciendo financiación para la reeducación profesional y el despliegue de parteras de la comunidad y asistentes cualificados, incluida la contratación y capacitación de personal étnico con conocimientos de las lenguas locales. Aquellos centros sanitarios que en el pasado registraban seis nacimientos al año ahora dan cuenta de esa cifra, como mínimo, cada mes. El UNFPA ofreció nuevos materiales y métodos didácticos novedosos a ocho escuelas de partería, incluidos los requisitos prácticos necesarios y la acreditación para todas las tituladas, lo que les permitiría mejorar su condición social.
El UNFPA fomentó actividades de divulgación llevadas a cabo por parteras y otro personal clínico para educar a los habitantes de las aldeas en materia de planificación familiar, atención sanitaria y conductas saludables, como la nutrición durante el embarazo y las ventajas de la lactancia materna exclusiva. Las parteras ahora ofrecen, de manera gratuita, diferentes métodos anticonceptivos, vacunas, atención prenatal y postnatal y, en caso necesario, asistencia durante el parto en el hogar. Sin embargo, las parteras alientan a las mujeres a que den a luz en un establecimiento sanitario, donde, en caso de que surjan complicaciones, será posible remitirlas con mayor eficacia a otro centro de atención más especializado.
En el centro de salud de Manju, entre cuyas alegres paredes pintadas en tonos verdes y amarillos se almacenan kits para el parto que han sido adquiridos con el apoyo del UNFPA, la partera Bouavone Sinethphone, de 40 años, habla de la "gran diferencia" que existe entre 2008 y el momento actual. "Antes, el marido no tocaba al bebé ni incluso a su esposa embarazada", comenta. "Ahora el marido trae a su esposa para que reciba atención prenatal y asistencia en el parto". Sus visitas periódicas a las comunidades han hecho aumentar la confianza de la población, con las consiguientes llamadas a su puerta.
"Hace tan solo unos pocos meses, ninguna mujer daba a luz en un establecimiento sanitario", señala la enfermera que está recibiendo ahora capacitación en partería. No sorprende el hecho de que las mujeres no se sintieran cómodas acudiendo a estos establecimientos, pues carecían de equipos y de medicamentos; tan solo había una pequeña cesta con paracetamol, un analgésico suave.
En Vientián, en colaboración con la Unión de la Juventud de Laos y la Unión de Mujeres de Laos, el UNFPA llega a los adolescentes y los jóvenes con educación y asesoramiento en materia de salud sexual y reproductiva a través de un centro juvenil, una línea de atención telefónica nacional, educadores inter pares y una clínica que, junto a 12 hospitales y centros sanitarios, se integran en una red de remisión y asesoramiento.
En aras de reforzar las políticas que garantizan partos sin riesgos, incluido el espaciamiento elegido entre embarazos, el UNFPA ha ayudado al Gobierno laosiano a mejorar su sistema de recopilación de datos mediante evaluaciones, por ejemplo para conocer la situación respecto las parteras cualificadas; la preparación institucional para proporcionar atención obstétrica de urgencia; y la promoción de una mayor planificación, identificación de prioridades e inversión gubernamentales en la salud de la mujer.
A colación de la reflexión sobre cómo están cambiando las cosas, un hospital de distrito pidió ayuda al UNFPA para crear una sala de asesoramiento en salud sexual y reproductiva. "Hace aproximadamente un año, no habrían aceptado ni siquiera hablar sobre la necesidad de los jóvenes de contar con un servicio de salud reproductiva", afirma Sherratt.
La creación de demanda de servicios y opciones es el tercer elemento central de la respuesta del UNFPA en la República Democrática Popular Lao. Esto incluye el fomento del uso de comités locales de salud en las aldeas, distribuidores de base comunitaria de métodos de planificación familiar y el aumento de evaluaciones comunitarias participativas que ayuden a las autoridades de distrito a ofrecer una mejor continuidad de la atención.
"El acceso a la información y a servicios de calidad es una cuestión que atañe a las comunidades, razón por la cual nos centramos en ella", señala Esther Muia, Responsable del UNFPA en la República Democrática Popular Lao. "Utilizamos el quinto ODM (mejorar la salud materna) como punto de partida porque somos conscientes de que gracias a él tendremos una repercusión en el progreso del resto de ODM. Ayudar a las familias a reducir el número de embarazos está teniendo un resultado igual de favorable que ofrecer acceso a un parto sin riesgos".
"La anticoncepción está salvando la vida de mujeres", afirma el jefe de la aldea Keng Ki, Bounleu Saiyabong, de 54 años, que considera una obligación asegurar que todas las mujeres embarazadas de la aldea obtengan atención prenatal y den a luz en el hospital de distrito de Sepón (al que se puede acceder fácilmente en un buque fluvial). También sostiene que la anticoncepción —deseada por la mayoría de las familias de su aldea— está ayudando a reducir la pobreza. "Cuando se tienen tantos hijos, la vida de las familias se complica. Las familias no pueden ganar tanto dinero, no pueden alimentar a sus hijos y las madres no pueden descansar". "En las familias más pequeñas —afirma— es más probable que un mayor número de hijos puedan ir a la escuela y acceder a una educación superior".
El Gobierno, políticos y funcionarios han establecido una conexión similar. "Creo que si logramos el quinto ODM podremos aumentar el producto interno bruto", anuncia Phonethep Pholsena, Miembro del Parlamento y Presidente del Comité de Asuntos Culturales y Sociales de la Asamblea Nacional de Laos. Sin embargo, le preocupa el hecho de que los crecientes incrementos en el presupuesto del Ministerio de Salud para la salud materna no hayan sido suficientes para generar la mejora necesaria para alcanzar la meta relacionada con el ODM de 185 muertes maternas por cada 100 000 nacimientos antes de 2015, en comparación a la proporción actual de 357 muertes por 100 000 nacimientos (Encuesta de Indicadores Sociales de la República Democrática Popular Lao de 2012).
En el distrito de Sepón, donde el Gobierno está ofreciendo servicios gratuitos y atención cualificada, las mejoras sí están marcando una diferencia. Xanya y su marido están ahora en casa disfrutando de su hijo sano, que nació de forma segura sin necesidad de intervención quirúrgica.
— Karen Emmons para el UNFPA
Fotos © Chien-Chi Chang / Magnum Photos