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Una sorprendente cantidad de mujeres se ven impedidas de tomar decisiones sobre sus propios cuerpos, indica un nuevo informe del UNFPA
- 01 de abril de 2020
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NACIONES UNIDAS, Nueva York/BAMAKO, Malí/PORT-AU-PRINCE, Haití - De nueve embarazos, Kadiatou enfrentó cinco trágicos mortinatos, todos en su hogar en la zona rural de Malí. Cada vez dio a luz sin la asistencia de personal capacitado, y nunca recibió cuidados prenatales.
Nada de esto fue su elección.
Su noveno embarazo terminó en un parto penosísimo y prolongado, que condujo a una fístula obstétrica: una lesión producto de un parto traumático que causa incontinencia crónica y puede causar dolor, infección y rechazo por parte de la comunidad.
Aun así, la familia de su marido se negó a permitirle buscar atención médica.
"Mi marido quería mandarme a Bamako para recibir tratamiento", explicó al UNFPA Kadiatou, de 46 años, "pero su hermano menor se opuso, diciendo que no estaba tan mal".
Ella sufrió durante un año antes de finalmente someterse a las cirugías de reparación que necesitaba.
El caso de Kadiatou no es aislado: alrededor del mundo, a millones de mujeres no se les permite tomar decisiones fundamentales sobre su propio cuerpo y su salud.
Un nuevo informe del UNFPA ofrece por primera vez un panorama global del poder de decisión de las mujeres sobre sus propios cuerpos. Los resultados son desalentadores.
Partiendo de datos procedentes de 57 países, una cuarta parte de las mujeres no pueden tomar sus propias decisiones sobre el acceso a los cuidados de salud. Una cuarta parte de las mujeres de estos países no están facultadas para negarse a tener relaciones sexuales con su marido o compañero, y casi 1 de cada 10 mujeres no puede tomar sus propias decisiones acerca del uso de anticonceptivos.
Solo el 55 % de las mujeres pueden tomar sus propias decisiones en las tres esferas, y en más del 40 % de estos países, el poder de decisión de las mujeres no mejora, e incluso retrocede. A modo de ejemplo, en Benín, el 41 % de las mujeres podía tomar estos tipos de decisiones en 2006; en 2018 apenas el 36 % puede tomarlas.
La Dra. Lise Marie Dejean pudo ver esto claramente cuando practicaba en el sudoeste de Haití.
"Recuerdo que cuando estaba presentando sesiones de capacitación para las parejas sobre la salud reproductiva", rememora, "las mujeres casi nunca hablaban. Siempre hablaban los hombres".
Estas experiencias tuvieron efecto sobre la Dra. Dejean. Pasó a servir como la primera Ministra sobre la Condición y los Derechos de las Mujeres de Haití, y fundó la organización feminista Solidarite Fanm Ayisyen.
Los nuevos datos del UNFPA muestran que más del 20 % de las mujeres haitianas no pueden tomar sus propias decisiones de atención de la salud. Aproximadamente el mismo porcentaje de mujeres no puede negarse a tener relaciones sexuales con su pareja. Al 7 % no se le permite decidir sobre opciones de anticonceptivos. En general, solo el 59 % de las mujeres haitianas puede tomar decisiones en las tres esferas.
La pobreza y el aislamiento rural pueden empeorar las cosas. "En dos localidades muy remotas de Grand'Anse, Lopineau y Massanga, también me di cuenta de que era el hombre (miembros de grupos de campesinos) quien venía a pedir un método anticonceptivo para sus esposas. En otras palabras, cuando las mujeres tenían que adoptar un método, por lo regular la decisión la tomaban los hombres", indicó la Dra. Dejean. "Todo esto refleja, en mi opinión, una falta de autonomía de las mujeres".
El nuevo informe del UNFPA también presenta un sistema para medir si los gobiernos están promulgando leyes para proteger el acceso de las mujeres servicios e información de salud sexual y reproductiva.
Malí, donde vive Kadiatou, ha puesto en marcha el 79 % de las leyes y reglamentos necesarios para garantizar el acceso pleno e igualitario a la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Como ejemplo, la legislación maliense garantiza el acceso a la atención de la salud materna. Esto hace la experiencia de Kadiatou particularmente reveladora, pues las leyes no bastaron para apoyar su derecho a la seguridad durante el embarazo y el parto.
De hecho, Malí es uno de los varios países que muestra un abismo entre las medidas legales para proteger la autonomía de las mujeres y las experiencias reales de las mujeres. Esos hallazgos pueden ayudar a identificar las acciones necesarias, y dónde se necesitan. Algunos países requieren intervenciones para abordar, por ejemplo, cuestiones relativas a las actitudes y la educación. Otros todavía tienen grandes lagunas jurídicas.
El informe también subraya otra brecha crucial: más de 100 países de todo el mundo no disponen de datos acerca del poder de decisión de las mujeres sobre su salud sexual y reproductiva o acerca de las leyes que garantizan su acceso a información y servicios de salud reproductiva.
"Se necesitan acciones urgentes para recopilar datos, tanto en países de bajos y medianos ingresos como en países de ingresos altos, a fin de concretizar nuestro compromiso con el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos", afirmó Mengjia Liang, especialista en datos del UNFPA que trabajó en el informe.
"Antes de contar con estos datos, sabíamos que la participación de las mujeres en la toma de decisiones sobre salud sexual y reproductiva era un reto importante, y que existían leyes restrictivas, pero hasta ahora no teníamos pruebas que respaldaran esa sospecha", agregó Emilie Filmer-Wilson, una especialista en derechos humanos del UNFPA que trabajó en el informe. "Estos datos nos muestran la urgencia de intensificar nuestros esfuerzos para apoyar los derechos de las mujeres y su capacidad para tomar decisiones".