Hasta hace relativamente poco tiempo, la mayoría de las familias eran numerosas, con un promedio de cinco niños.
Si bien antes existía una sola tasa de fecundidad mundial, hoy existen múltiples tasas, y las diferencias entre ellas son más abismales que nunca en la historia de la humanidad.
El tamaño de los hogares, ya sean numerosos o no, está estrechamente relacionado con los derechos reproductivos, y estos, a su vez, con unos ingresos adecuados, con muchos otros derechos —como el derecho a la salud y la educación—, con la libertad de decidir y con la no discriminación.
Cuando las personas ejercen todos sus derechos, tienden a prosperar. Cuando no lo hacen, no pueden desarrollar su potencial y las tasas de fecundidad tienden a ser más altas o más bajas de lo que la mayoría de la población realmente quisiera.