Las embrazadas necesitan apoyo y estabilidad después de ser desplazadas de la región del Tigray, en Etiopía

GONDAR, Etiopía – “Cuando se piensa en el futuro, no se contempla que puedan desplazar a una de la comodidad del hogar y que debamos acostumbrarnos a la frágil seguridad de una tienda de campaña”, reflexionó Hiwot* de 24 años, nativa de la asediada región del Tigray, en Etiopía.
No obstante, fue precisamente en una tienda de campaña donde se encontró a principios de diciembre, embarazada de siete meses. Los combates se intensificaron alrededor de su barrio, y las obligaron a ella y a su marido a huir.  

“A medida que los combates se acercaban a nuestra casa, mi seguridad y la de mi bebé se convertían en mi máxima prioridad. No tuvimos otra opción que huir para salvar la vida", explicó al UNFPA.

El viaje de Hiwot fue largo y peligroso: “tuvimos que viajar de Shire, en la región de Tigray, a Dabat en la región de Amhara. Nos tomó tres días completos llegar a nuestro destino. Primero íbamos a pie, pero después me cansé tanto que nos arriesgamos y pedimos que nos llevaran".

A lo largo de todo este sufrimiento, su principal preocupación era proteger su embarazo. "Tenía miedo de enfermarme, no habría nadie que me ayudara en el camino, y perdería a mi bebé".

Dejarlo todo atrás

Antes de que estallara el conflicto en Tigray, en noviembre, las cosas marchaban bien para Hiwot y su familia. Recibía un ingreso como chef, algo que disfrutaba mucho, y hace unos ocho meses se enteró de que estaba embarazada de su primer hijo.

"Mi marido y yo estábamos encantados. Finalmente íbamos a tener una criatura que mimaríamos. Comenzamos a planificar su futuro". 

Hemos abandonado esos planes.

"Tuve que dejar todo atrás, mis pertenencias, mis prendas y el sustento que me dio algo de independencia y fuerza: mis implementos de cocina. Solo logré llevarme dos vestidos y ropa interior, así como el poco dinero que habíamos guardado en casa", dijo. 

Tres días de caminata y de pedir que los llevaran en automóvil los llevaron a Dabat, en Gondar, donde los grupos de ayuda han establecido un centro para desplazados internos. En la actualidad hay 630 hogares, alrededor de 1.870 personas, que se alojan en el sitio de desplazados de Dabat. Entre ellos se calcula que hay 490 mujeres y niñas en edad reproductiva.

Hiwot y su marido comparten una tienda con sus vecinos de Tigray. 

Los organismos de las Naciones Unidas han informado hoy que en Tigray los combates continúan, el acceso a la ayuda humanitaria es limitado y las condiciones se están deteriorando. En la región de Amhara, decenas de miles de personas han sido identificadas para la entrega de ayuda.  

Servicios de parto seguro y apoyo después de un trauma

El desplazamiento y la incertidumbre ya han tenido graves consecuencias para Hiwot. "Ahora estamos desesperados", se quejó. "Tanto mi marido como yo estamos desempleados y dependemos de otras personas. No estamos seguros de lo que haremos cuando llegue el bebé el mes que viene".

Nos preocupan cosas tales como dónde dar a luz y en qué condiciones. 

Hiwot no está sola en esto. Se estima que hay 36 embarazadas en el sitio para desplazados de Dabat, todas necesitadas de atención de salud reproductiva, así como de otros servicios de apoyo, incluidos servicios psicosociales.

El UNFPA está trabajando para proporcionar urgentemente esta atención. En estrecha colaboración con la Oficina de Salud de la Administración de la Ciudad de Gondar, el UNFPA está contratando parteras para los centros sanitarios que atienden a mujeres y niñas en el sitio de Dabat. El UNFPA también está distribuyendo equipos de salud reproductiva, lo que garantizará que las parteras de guardia dispongan de los suministros necesarios para el parto en condiciones seguras. 

Las mujeres con embarazos de seis meses o más también recibirán kits de parto estéril, que contienen suministros de emergencia (tales como una sábana estéril, guantes y una navaja de afeitar) para ayudarles a dar a luz ya sea en el sitio de desplazados o en el centro sanitario.

El UNFPA también establecerá un espacio seguro para las mujeres y un espacio adecuado para los niños, en que las mujeres y los niños puedan buscar apoyo psicosocial y de salud mental y recibir información importante. Estos servicios son críticos para quienes, como Hiwot, luchan por familiarizarse con su nueva realidad.
"Tengo pesadillas", confesó al UNFPA, compungida, "sobre cómo mantener con vida al bebé sin recibir ingresos y viviendo en condiciones tan difíciles".

*Se ha cambiado el nombre para fines de protección